EUROPA
PRESS
8 junio
2018
Identifica
procesos en el intestino que impulsan la acumulación de grasa
Una investigación realizada por
científicos del 'King's College
London', en Reino Unido, sobre el papel que juega el
intestino en el procesamiento y la distribución de grasas podría allanar el
camino para el desarrollo de tratamientos personalizados para la obesidad y
otras enfermedades crónicas en la próxima década, tal y como se publica este
lunes en 'Nature Genetics'.
En el mayor estudio de este tipo, los científicos analizaron
el metaboloma fecal (la comunidad de sustancias
químicas producidas por los microbios intestinales en las heces) de 500 pares
de gemelos para construir una imagen de cómo el intestino controla estos
procesos y distribuye la grasa. El equipo del Rey también evaluó qué parte de
esa actividad es genética y cuánto está determinada por factores ambientales.
El análisis de las muestras de heces identificó biomarcadores para la acumulación de grasa interna
alrededor de la cintura. Se sabe bien que esta grasa visceral está fuertemente
asociada con el desarrollo de afecciones que incluyen diabetes tipo 2,
enfermedad cardiaca y obesidad. Al entender cómo los químicos microbianos
conducen al desarrollo de grasa alrededor de la cintura en algunos, pero no en
todos los gemelos, el equipo de King espera también avanzar en la comprensión
de mecanismos muy similares que impulsan el desarrollo de la obesidad.
Un análisis de los metabolitos fecales (moléculas químicas
en las heces producidas por microbios) encontró que menos de una quinta parte
(17,9 por ciento) de los procesos intestinales podría
atribuirse a factores hereditarios, pero se encontró que el 67,7 por ciento de
la actividad intestinal estaba influenciada por factores ambientales, principalmente
la dieta regular de una persona. Esto significa que se pueden hacer cambios
importantes en la forma en que el intestino de un individuo procesa y
distribuye la grasa alterando tanto su dieta como las interacciones microbianas
en su intestino.
Construyen un
banco del metaboloma del intestino
En la parte siguiente del estudio, los científicos han
construido un banco de metaboloma del intestino que
puede ayudar a otros científicos a diseñar entornos visuales ideales y a medida
que procesen y distribuyan la grasa de manera eficiente. El estudio también
generó la primera base de datos integral de los microbios que están asociados
con los metabolitos químicos en el intestino, lo cual puede ayudar a otros
científicos a entender cómo las bacterias en el intestino afectan a la salud
humana.
La investigadora principal, la doctora Cristina Menni, del 'King's College London, dice: "Este
estudio realmente ha acelerado nuestra comprensión de la interacción entre lo
que comemos, la forma en que se procesa en el intestino y el desarrollo de
grasa en el cuerpo, pero también la inmunidad y la inflamación. Al analizar el metaboloma fecal, hemos podido obtener una instantánea de
la salud del cuerpo y de los complejos procesos que tienen lugar en el
intestino".
El director del 'King's College London's Twin Research Group', el profesor
Tim Spector, agrega: "Este apasionante trabajo
en nuestros gemelos muestra la importancia para nuestra salud y el peso de los
miles de productos químicos que los microbios intestinales producen en
respuesta a los alimentos. Saber que están controlados en gran medida por lo
que comemos en lugar de por nuestros genes es una gran noticia, y abre muchas
formas de utilizar los alimentos como medicina. En el futuro, estos productos
químicos podrían incluso usarse en retretes inteligentes o como papel higiénico
inteligente".
"Este nuevo conocimiento significa que podemos alterar
el entorno intestinal y enfrentarnos al desafío de la obesidad desde un nuevo
ángulo que está relacionado con factores modificables como la dieta y los
microbios en el intestino. Esto es emocionante, porque a diferencia de nuestros
genes y nuestro riesgo innato de desarrollar grasa alrededor del estómago, los
microbios intestinales se pueden modificar con probióticos, con medicamentos o
con dietas altas en fibra", concluye el primer autor del estudio, el
doctor Jonas Zierer.